La crisis sanitaria producida por el coronavirus ha supuesto un mazazo sin precedentes en el mundo desarrollado. El virus no entiende de fronteras y territorios, tampoco de ideologías ni de economías y, aunque lo cierto es que la pandemia se ha cebado especialmente con las grandes potencias mundiales, el virus comienza a hacer su aparición en muchos países del tercer mundo, países que ya estaban castigados por el hambre, la pobreza y las guerras.
Más de 1.000 millones de personas en todo el mundo necesitan ayuda humanitaria para su supervivencia y la pandemia no ha hecho más que agravar aún más su maltrecha situación, con un sistema sanitario muy debilitado y con unas ínfimas condiciones de higiene. Por eso, diversas organizaciones humanitarias han alertado de que el Covid-19 puede diezmar la vida de muchos países sumidos en la más absoluta pobreza, si no se ponen medidas para impedirlo.
En concreto, la ONU ha alertado del riesgo que esta pandemia entraña para 51 países de Sudamérica, África, Oriente Próximo y Asia. Por ello, diversos organismos internacionales –la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional para las Migraciones, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, ONU-Hábitat, la Agencia de la ONU para los Refugiados y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia- junto a varias ONG como Cruz Roja- han lanzado un plan humanitario por valor de 2.000 millones de euros para ayudar a los países más vulnerables.
Gracias a esta contribución se proveerá de equipamiento esencial de laboratorio para diagnosticar el virus y suministros médicos para tratar a las personas, se instalarán puntos de lavado de manos en campamentos y asentamientos, se pondrán en marcha campañas de información pública sobre cómo protegerse frente al virus y se establecerán puentes aéreos y centros en África, Asia y América Latina para llevar a los trabajadores humanitarios y suministros a donde más se necesitan.
En estos momentos, asegurar la presencia de los trabajadores humanitarios y el material necesario en los países más pobres del Planeta es el reto al que se enfrentan muchas ONG internacionales, debido a que muchos gobiernos locales están impidiendo que personal humanitario llegado de Europa se desplace hasta estas zonas por temor al contagio procedente del Viejo Continente.
Si la labor de las ONG era prioritaria en los países más necesitados antes de la pandemia, ahora lo es aún más. Te contamos algunas de las iniciativas que están impulsando diversas organizaciones en los territorios más empobrecidos.
Acción contra el Hambre, con presencia en 50 países, ya ha puesto en marcha medidas para proteger la salud y la seguridad de su personal y de las comunidades con las que colabora, previniendo y conteniendo la pandemia y mitigando sus consecuencias socioeconómicas. Medidas que incluyen la restricción de viajes, el refuerzo de las prácticas de higiene, la definición de procedimientos de aislamiento en caso de contaminación, el uso de máscaras para el personal que esté enfermo o en contacto con personas enfermas, así como la seguridad del equipo para proteger las instalaciones de atención médica…
Por su parte, Save the Children ha lanzado la mayor campaña de petición de fondos de su historia con la que pretende recaudar dinero para frenar la expansión del virus en países en vías de desarrollo. Con los fondos recaudados, la ONG fortalecerá sus programas de emergencia para que puedan atender al impacto de la pandemia y proteger así a las personas más vulnerables en los países afectados por el COVID-19, especialmente quienes viven en situación de pobreza, los refugiados, las familias desplazadas y las comunidades en zonas de conflicto. El soporte de la organización permitirá –según las necesidades en cada país– aumentar el apoyo a los sistemas nacionales de salud, ayudar a las familias que enfrentan la pérdida de ingresos causada por las medidas de aislamiento, proteger a los niños y las niñas que se queden huérfanos por esta situación y garantizar que puedan continuar recibiendo educación.
Desde UNICEF también se ha activado una campaña para recaudar fondos que puedan ser derivados a paliar los efectos colaterales que esta crisis tendrá en millones de niños de todo el mundo. “En los países más pobres -donde muchos hogares no cuentan con agua y jabón, la atención sanitaria tiene graves carencias, muchos niños están debilitados por la desnutrición y otras enfermedades, y la mayoría de las familias vive al día y depende de la economía informal- el virus puede ser devastador para la infancia”, apuntan desde la ONG.
Plan Internacional ha puesto en marcha medidas de prevención en las zonas en las que trabaja, con la distribución de kits de higiene para evitar posibles contagios y propagación de enfermedades entre la población.